Fenómenos paranormales: Explorando los misterios del Museo Reina Sofía

Museo Reina Sofía
Museo Reina Sofía | Google photos / Yasmin Flora

A pesar de que hace algún tiempo que no se han vuelto a reportar fenómenos paranormales dentro del museo, algunos apelan a que se trata de un secretismo impuesto por la dirección para no perjudicar la reputación del edificio. Sin embargo, los sucesos que ahí acontecieron ya son motivo para sentir temor.

En el corazón de Madrid, el Museo Reina Sofía se erige como un monumento cultural, testigo silente de una historia que va más allá de las pinceladas y esculturas que alberga. A medida que nos adentramos en sus pasillos, nos sumergimos en un viaje que desvela los misterios que acechan entre lienzos y estatuas.

Albergue para personas desposeídas en el siglo XVI

En los oscuros anales del siglo XVI, el terreno que hoy ocupa el museo era un hospicio, destinado a albergar a los desamparados y moribundos.

En la penumbra de sus paredes, muchos exhalaron su último aliento, y sus cuerpos encontraron descanso en las profundidades del subsuelo.


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El eco de esos lamentos perdura, sugiriendo la posibilidad de que algunas almas aún busquen consuelo en los rincones olvidados del museo.

Actividad paranormal: noches ruidosas

A lo largo de las décadas, vigilantes y funcionarios han compartido relatos inquietantes de noches embrujadas en el Reina Sofía.

En la quietud de la oscuridad, se han escuchado gritos que desafían la explicación humana y puertas que se balancean con un sigiloso crujir, como si fueran portales a un reino invisible.

Estas experiencias se han convertido en parte integral de la narrativa del museo, atrayendo la atención de investigadores de lo paranormal y curiosos por igual.

Espectros en el Hospital General: siglo XVIII

En 1787, el monarca Carlos III dio vida al Hospital General en la vecindad de Atocha, con la ambiciosa misión de consolidar los centros hospitalarios dispersos en Madrid.

Sin embargo, el destino tenía preparada una sombría narrativa. Epidemias y pestes convirtieron las instalaciones en un sombrío camposanto, con el subsuelo como testigo silencioso de la partida de miles de almas.

Se dice que aquellos que sufrieron en las camas de hospital aún deambulan por los vestigios subterráneos del museo.

Abandonado: Siglo XX

El Hospital General, cerrado en 1965, quedó sumido en un letargo espectral durante dos décadas. Durante ese período se convirtió en el hogar de cientos de gatos.

El edificio, marcado por el abandono, adquirió una fama de ser un lugar encantado, con leyendas de fantasmas que susurraban entre sus deterioradas paredes.

A pesar de las voces que abogaban por su demolición, en 1977 fue declarado monumento histórico y, en 1986, renació como el majestuoso Museo Reina Sofía.

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Fenómenos paranormales en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía - Google photos / Daniela Peschechera

Los fantasmas de las monjas: Restos macabros en 1990

Durante las obras de restauración en 1990, los trabajadores desenterraron secretos perturbadores.

Esqueletos y restos humanos emergieron de las entrañas del edificio, también aparecieron cadenas, grilletes y material sanitario como testigos mudos de una historia olvidada.

Entre los descubrimientos macabros, tres monjas momificadas fueron halladas en la antigua capilla del hospital, desencadenando una oleada de relatos sobre apariciones fantasmales que aún deambulan por los jardines del museo.

Además de los espíritus de las monjas, las cámaras de seguridad registraron sombras que pasaban deambulando por las instalaciones.

El más afectado fue el funcionamiento eléctrico ya que las alarmas sonaban sin razón aparente y los ascensores se ponían en marcha, estando todavía desconectados. El personal que trabajaba en las reparaciones narraba sus avistamientos y percepciones de lamentos y gritos. Cundió el pánico.

Las tres momias permanecen enterradas bajo la puerta principal del Museo tras el permiso de la Archidiócesis.

El fantasma de Picasso: El polémico traslado en 1992

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Cuadro Guernica de Pablo Picasso - El Independiente

La llegada del icónico "Guernica" de Picasso al Reina Sofía no solo fue un acontecimiento político, sino también un episodio cargado de misterio.

Surgió la leyenda de que el espíritu del propio Picasso manifestó su descontento por el traslado desde el Casón del Buen Retiro, dando lugar a fenómenos paranormales en la sala que alberga su obra maestra. Esto lo haría en señal de protesta.

La ouija y Ataúlfo

Se dice que, cansados de tanto percibir actividad paranormal sin saber quién era el responsable, los vigilantes del museo se armaron de valor y quisieron descubrirlo. Por ello, Ouija en mano, partieron al sótano para ver qué sucedía. 

Luego de preguntar, la respuesta no tardó en llegar: "Mi nombre es Ata y soy un paciente del hospital. Soy un loco peligroso y un asesino." es lo que habría respondido el espíritu. Por esta razón, desde entonces le llamaron "Ataúlfo" y es un nombre familiar entre la gente que trabaja en el museo.

Lamentablemente, eso no fue todo lo que dijo el fantasma. Además, lanzó una cruel profecía: "Dentro de unos días vas a tener una gran desgracia, prepárate." Se dice que pocos días más tarde, un familiar muy cercano de uno de los que estuvo presente en la sesión de espiritismo, falleció en un accidente de tránsito, cumpliendo así los nefastos vaticinios de Ataúlfo.

La denuncia formal

Una de las personas afectadas por la situación, Raquel Arrogante Díaz, optó por tomar medidas drásticas al decidir llevar a cabo una denuncia formal ante las instancias gubernamentalespor las irregularidades que acontecían en el museo. Durante un periodo de 17 meses, desempeñó funciones en el control de accesos a los ascensores de cristal, ubicados en las inmediaciones del famoso cuadro "Guernica".

A lo largo de su estadía en este rol, experimentó una serie de fenómenos inusuales que tuvieron un impacto significativo en su bienestar. Las sensaciones extrañas en su entorno desencadenaron síntomas como ansiedad, estrés, angustia, mareos y jaquecas. 

A pesar de enfrentar esta situación adversa, Raquel buscó un cambio solicitando su traslado a un nuevo destino. Sin embargo, su petición fue denegada, lo que la llevó a tomar la difícil decisión de renunciar y enfrentarse al desempleo. No obstante, antes de dar ese paso, elaboró un informe detallado que presentó en el Servicio Central de Seguridad Privada de la Dirección General de la Policía Nacional, exponiendo de manera pormenorizada las circunstancias alarmantes que experimentaba en el centro.

Adicionalmente, llevó su preocupación más allá al interponer una denuncia ante la Comunidad de Madrid, destacando la extraña y perturbadora situación que se vivía en el edificio en cuestión. Este acto de valentía evidencia la determinación de Raquel Arrogante Díaz para abordar y revelar las anomalías que afectaban tanto su vida personal como el entorno laboral en el que se encontraba.

Fenómenos inexplicables en 1995

Con la creciente molestia de los trabajadores que seguían sufriendo los embates de los espectros, Investigadores del grupo Hepta fueron convocados por el nuevo director del Reina Sofía con el objetivo de darle fin a los comentarios. Pero ¡Sorpresa!

Guiados por su fundador, el sacerdote José María Pilón, los investigadores fueron testigos de fenómenos desconcertantes. A pesar de que los elevadores se mantenían desconectados y con el suministro de energía bloqueado, uno de ellos comenzó a funcionar de improviso, deteniéndose inexplicablemente en los sótanos del museo.

Allí estuvieron el arquitecto Jaime de Alvear, los físicos Lorenzo Plaza y José Luis Ramos, la periodista Sol Blanco Soler, la médium Paloma Navarrete y Piedra Cavero como fotógrafa.

Pero esto no es todo. Continuando con las investigaciones, se logró detectar que, tras la pared del almacén de pinturas, se encontraban cuerpos sepultados en nichos.

Fernando Hernández, el jefe de seguridad, decidió intervenir con un pico, abriendo un orificio que permitió constatar la presencia de lápidas con los nombres de destacadas personalidades como Gonzalo Peña Carrillo, capellán del rey y de la orden de Santiago, así como prior de Unclés. Asimismo, se identificaron los restos de Bernardino de Obregón, fundador de los Hospitales de Convalecientes y de la Corte, y de la Humilde Congregación de los Siervos de los Pobres, junto con los de María Antonia Barrera Soto Mayor, reconocida benefactora de obras sociales.

Este hallazgo añade una capa adicional de misterio y significado histórico al entorno, ya que revela la presencia de figuras destacadas de la época, cuyos destinos finales estaban ocultos tras las paredes del almacén.

Un segundo estudio

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Tablero de ouija-Herramienta de mediumnidad - Pixabay

El velo de secreto impuesto por la dirección del centro envolvió las averiguaciones, manteniendo en la penumbra esta información.

Con la persistencia de estos eventos y con el personal asustado, el responsable del museo, José Guirao, propuso una segunda investigación in situ a cargo del grupo Hepta, compuesto por los mismos miembros que participaron en el estudio anterior.

La fecha era el 1 de marzo de 1995, la hora de referencia, la medianoche, y el escenario, la Sala de la Bóveda.

Un tablero de ouija reposaba en el suelo, generando máxima expectación. Todos aguardaban la manifestación de ATA.

Después de minutos de suspenso, una mujer llamada Malú fue la primera en comunicarse. Se presentó como judía y declaró que residía en el lugar desde 1594, expresando su deseo de "dar gloria a Dios".

Posteriormente, surgió otro espíritu, Aldonza de los Ángeles, quien afirmó haber sido priora de la comunidad religiosa del hospital en 1750. Su inquietud se centraba en la búsqueda de una joven huérfana llamada Blanca, bajo su cuidado entre los 15 y 19 años, que se había fugado sin dejar rastro.

La tercera comunicación fue con Ata, quien se presentó con la misma frase que utilizó tres años antes al comunicarse con los vigilantes. Detalló además su vida criminal, revelando que lo habían encerrado después de cometer cinco asesinatos. Desconocía el año en el que había vivido, solo recordaba que su rey se llamaba Carlos, y añadió que, aunque no era feliz, renunciaba a cualquier ayuda.

Finalmente, compareció Livinio, un médico especialista en pulmón y corazón que había trabajado en el centro durante la Guerra Civil, específicamente en 1938. Ayudó a los enfermos y falleció en el lugar, posiblemente debido a algún contagio. Informó sobre la presencia de entidades atrapadas en nuestro plano dimensional desde 1585, año de apertura del albergue de caridad, un dato que, hasta entonces, no se conocía con exactitud.

El director del museo, al igual que en la ocasión anterior, insistió en la máxima confidencialidad sobre el trabajo realizado. Encargó a uno de sus colaboradores de confianza en el centro que archivara el "Informe Ata" para mantenerlo en secreto. Sin embargo, apenas un mes después, la información se hizo pública.

José Guirao manifestó un monumental enojo hacia el grupo Hepta, pensando que la filtración a la prensa provenía de alguno de sus integrantes.

La realidad, sin embargo, reveló que la traición se originó dentro de su propio círculo de colaboradores.

La situación no solo añadió un componente de intriga a la trama paranormal, sino que también dejó al descubierto las complejidades y tensiones internas que rodeaban al museo Reina Sofía.

Angela Barraza

Periodista y escritora chilena. Fue panelista del programa VIGILANTES de La Red TV y del programa Combinación Clave de Radio La Clave.  

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